Patentes Veraniegas Mix (Vol. 2)

Cóctel en la playa

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Regresó el verano y, con él, la ansiada Pausa Intelectual que necesita todo ser humano para regenerar cuerpo y mente. Aprovechamos las altas temperaturas para ofreceros la segunda edición del ABGstories más caliente del año.

Un nuevo mix de patentes con el que amenizar vuestros momentos de relax y lectura estivales.

Al fresco

Empezamos el variado veraniego con la hidratación de los cuerpos. Para ello, nos transportamos al Memphis de 1912. Allí, una joven y precoz Beulah L. Henry le dio al mundo una de las primeras heladeras de la historia.

El recipiente cilíndrico se componía de una cámara refrigerante que funcionaba con poco hielo y, a la vez, hacía la función de enfriador de agua.

Gracias al invento (US 1037762), las subidas del mercurio se hicieron más llevaderas.

Barbacoa

Tan importante como una buena hidratación es una buena dieta. El verano no es la mejor época para encerrarse en la cocina. Lo ideal es salir al fresco y preparar una buena barbacoa

Este método de cocción tan en boga hoy en día es herencia de pueblos amerindios del Caribe, como los taínos.

Figura de la patente de Beulah L. Henry
Figura de la patente US 1639607 de Beulah L. Henry

La falta de contacto directo entre alimento y fuego llamó tanto la atención de colonos españoles, ingleses y franceses que estos no tardaron en añadirlo a sus respectivas gastronomías.

Antes de que el “Rey del verano” (a.k.a Georgie Dann) le pusiera banda sonora, el ecosistema de patentes relacionadas con la barbacoa ya era muy variado. Desde la máquina para fabricar briquetas de carbón de Ellsworth y Rolland Zwoyer (US 1152468), con la que saltó la chispa, hasta la parrilla moderna de carcasa esférica, con grill y ruedas, atribuida George Stephen. Obtuvo la patente en 1967 (US 3330266).

Extracto Patente Barbacoa con grill
Figura de la patente US 3330266 de George Stephen

A flote

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha tenido que llevarse bien con el agua, un elemento tan placentero como temible. Ante la necesidad de mantenerse a flote, ya fuese con fines militares o lúdicos, se usaron desde recipientes de cuero o entrañas bien sellada hasta prendas fabricadas en corcho.

 

Man on water sport apparatus
Detalle de una de las figuras de la patente GB 191017544 de Philipp

Nuestros manguitos y flotadores de hoy en día deben mucho a visionarios como el inventor y matemático francés, Jean-Baptiste de La Chapelle, quien creó la escafandra en 1775. Su propuesta flotadora de uso individual influyó en propuestas venideras como el chaleco salvavidas que el estadounidense Alfred Gregory patentó en 1867 (US 89402) o el aparato insumergible que, el también francés, Joseph Boulligny patentó en España en 1891 (ES 12756).

Cuando las playas se consolidaron como destino turístico a principios del siglo XX, nadar se convirtió en el nuevo verbo favorito de todos los estratos sociales.

Tras ver que la humanidad se movía como pez en el agua, inventores de todas las nacionalidades pusieron su intelecto al servicio del desarrollo de aparatos destinados a mejorar el nado y la seguridad en la superficie acuática.

Fue así como los flotadores destaparon su lado más deportivo y recreativo. Algunos fueron protegidos por patentes tan curiosas como la del artilugio del germano Philipp Lentz (GB 191017544).

Vuelvo a Beulah Henry para rescatar el flotador que patentó en 1927. Estaba compuesto por varios balones hinchables, un asiento de madera y una tela destinada al reposo de las piernas.

Drawin on Belulah Hery Patent
Figura de la patente US 1639607 de Beulah L. Henry

Si hoy en día nos parece normal navegar sobre colchonetas y ver patos, unicornios y toda clase de fauna moviéndose a pedales por encima del agua es, en parte, gracias a patentes como la US 1639607 de esta prolífica inventora.

Seguros en mar y montaña

La seguridad en los viajes no sólo aplica a soluciones individuales. Talentos como los de Hervey Calkin o Maria Beasley, se preocuparon por el bienestar de las reservas de grupo  con la mejora de los ideales clásicos de los botes salvavidas.

El primero solicitó la patente para su balsa en 1871 (US 121275), mientras que la segunda está considerada la madre de la balsa salvavidas moderna (un artilugio que lleva perfeccionándose desde la década de 1880) al crear una plataforma con barandillas y flotadores, a prueba de fuego y cuya estructura compacta era de fácil almacenaje (US 226264).

Un paso de gigante respecto a las fabricadas en madera a mediados del siglo XIX. Sin tal aportación, la tragedia del Titanic se habría saldado con cero supervivientes.

Drawing on patent bt Maria Beasley patente figura
Figura de la patente US 226264 Maria Beasley

Hace algunas temporadas vimos en esta sección lo importante que era proteger la piel del sol. En esta ocasión, vamos un paso más allá para evitar graves rasguños en destinos de alta montaña: el kevlar, un tejido tan ligero como resistente a las altas temperaturas y no corrosivo. Concebido para un uso militar, pasó dando el salto al mainstream para fabricar las prendas y neumáticos que los amantes del riesgo utilizan en sus escapadas rurales.

La fibra sintética a prueba de balas nació en 1965. Su inventora es Stephanie Kwolek, a quien la patente (DE 1810426) le fue concedida en 1971.

La química estadounidense definió su propio hallazgo como fruto de la casualidad. La fibra sintética surgió de la manipulación fortuita de polímeros de carbono.

Detalle patente Kevlar patent detail
Figura de la patente del kevlar DE 1810426 (prioridad US 73641068)

Debido a una cesión de los derechos de patente a la compañía para la que trabajaba, DuPont, Kwolek no disfrutó de las grandes ganancias económicas que generó su descubrimiento.

En lo profesional, se le hizo mayor justicia. Ostentó el cargo de Jefa de Investigación de Polímeros en DuPont hasta su jubilación y fue galardonada con la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación de los Estados Unidos y la Medalla Perkin (que otorga anualmente la sección americana de la Sociedad de la Industria Química).

Combatiendo el calor

En ABG IP, somos más de hacer el amor que la guerra. Aunque, cuando se trata de combatir el calor durante el día y las noches tropicales, no hay nada como tener a mano una buena pistola bien cargada… de agua.

La humanidad lleva aliviándose los sofocos veraniegos con este mecanismo recreativo desde el siglo XIX. Una de las primeras patentes que se conservan es la concedida a J.W. Woof en 1896 (US 563114).

Desde entonces, se le han ido añadiendo mejoras, aunque ninguna tan rentable como la de Lonnie G. Johnson. El ingeniero afroamericano ideó su arma de chorro acuático propulsado en los ratos libres que le dejaba su labor en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA. En 1986 le fue concedida la patente (US 4591071) que terminaría derivando en el modelo SuperSoaker®, nombre comercial bajo el que se convertiría en uno de los juguetes más vendidos del planeta.

Más de 40 millones de unidades vendidas y más de 100 patentes en su haber han convertido a Johnson en uno de los inventores afroamericanos más notables de Estados Unidos.

Con el mejor gatillazo de la historia, echamos el cierre por vacaciones. Disfrutad del merecido descanso. Más stories cuando volvamos al cole.

Jorge Domínguez
Business Development Assistant - ABG-IP
Jorge se incorporó a ABG Intellectual Property en 2019. Su experiencia laboral ha estado siempre ligada a la creación de contenidos, tanto en medios como en agencias de comunicación. Además, cuenta con una trayectoria como autor literario y musical. Es autor de las novelas, “Los Chicos del Parque” (2017) y “Condenados a Entenderse” (2019), y ha lanzado su primer álbum, “Domine”, en 2020.
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